Mediación

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Alternativa Judicial.

La mediación familiar, es una alternativa a los procedimientos judiciales, que permite resolver conflictos familiares que afectan a la convivencia de sus integrantes. Está indicada para tratar: conflictos estructurales de pareja, separaciones, convenios reguladores, etc.

Mediador neutral.

Con la ayuda de un mediador neutral, la pareja puede alcanzar acuerdos de mínimos, estables en el tiempo y que protegen a todos (especialmente a los menores). Principalmente en áreas sensibles como: viviendas, repartos económicos, etc.

Ventajas de la Mediación Familiar.

Seguridad. Iniciar un proceso de mediación, no implica adquirir ningún compromiso, ni estar obligado a nada. Por otro lado, permite mantener la confidencialidad. Por todo ello, está indicado para cuando uno se siente atrapado en un conflicto familiar y necesita desbloquearlo (para bajar la tensión, evitar el sufrimiento innecesario, etc).

Proporciona un espacio donde parar la conflictividad. Esto permite disminuir la carga emocional (ira, rabia, sentimiento de injusticia, etc) que nubla la capacidad de pensar, planificar el futuro, proteger a los hijos, etc. Ver Equipo Educativo (+ info)

Distancia física. Cuando la conflictividad es muy elevada, se puede empezar con sesiones por separado, donde cada parte se reúne con el mediador, con la seguridad de que en cada sesión no se va a hablar de la persona ausente. Sí se tratan estrategias para salir del bloqueo emocional y relacional. Consiguiendo una percepción más amplia de cómo funciona una pareja y una familia en crisis.

Puede comenzar una sola persona. Habitualmente una de las partes suele estar dispuesta a acudir a un mediador, pero la otra persona se opone. Esto suele formar parte del propio conflicto familiar. Lo cual genera una posición de dependencia, que paraliza el proceso.

En este caso, la persona que quiere acudir a consulta puede hacerlo individualmente, puede adquirir herramientas de cómo comprender las fuerzas que mantienen el problema y cómo comenzar a resolverlo. También se tratan métodos para diseñar una invitación para que acuda la otra persona en el futuro.

La persona que no quiere acudir inicialmente, suele aceptar posteriormente una sesión individual, sí recibe una invitación adecuada, planificada, con objetivos concretos, con reglas claras de funcionamiento, etc. «No es magia. No hay trampa ni cartón. Simplemente estrategias científicas validadas«.

Si finalmente, la otra persona no quiere acudir a  una sesión individual de mediación, el proceso se puede cambiar hacia un asesoramiento individual de la persona que sí acude. Adquiriendo herramientas prácticas y estrategias en resolución de conflictos de pareja o familiar. Esto en sí mismo, permite desbloquear la situación y librarse de la posición de dependencia, que lleva a la queja e inacción.

Permite comprender cómo es el proceso de desvinculación o transformación de una pareja (ej. la función del odio, la rabia, la desilusión, etc). De este modo se puede diseñar una intervención estratégica que disminuya los errores y el sufrimiento innecesario.

Imparcialidad. Esta beneficia a todos los miembros de la familia (especialmente a los hijos).

Es un proceso rápido, de bajo coste económico y elevada eficacia (comparado con los procedimientos judiciales). Además, en numerosas ocasiones es una inversión, que permite ahorrar mucho tiempo y sufrimiento innecesario en futuras dificultades.

Trabajo por objetivos. Con acuerdos parciales y planificados en el tiempo. Hasta llegar gradualmente al resultado final.

Permite realizar un seguimiento, para mantener o mejorar los acuerdos alcanzados. Siendo un proceso estable en el tiempo.

Finalmente todas las partes ganan. Trascender el conflicto permite salir de la lucha de poder, el atasco en el presente, los reproches por el pasado y la preocupación por el futuro. Cuando esto ocurre, se recupera la capacidad de planificación, la visión a largo plazo y la calma para encontrar una solución válida para todos (lo cual parecía increíble en las primeras etapas del conflicto).

Paso a la acción.

Este proceso puede empezar ahora mismo, sin depender de la otra persona implicada.

Con la seguridad de que sólo se van a llevar a cabo los pasos que uno desee y que además, el proceso puede terminar cuando uno considere oportuno.

La principal motivación para pasar a la acción es la necesidad de dejar de sufrir, así como la de proteger a los hijos. Esta motivación suele desbloquear la situación y salir de la posición de queja.

Una pequeña acción en un momento de necesidad puede ser el inicio. Por ejemplo, algunas personas comienzan este proceso simplemente llamando por teléfono y solicitando una sesión individual.

ejercicios practicos

Ejercicios prácticos para comenzar.

La suma de pequeños ejercicios estructurados en un plan estratégico individualizado e incorporados en el día a día, permite alcanzar los objetivos marcados por el cliente, sin tener que hacer grandes sacrificios basados en «la fuerza de voluntad» (ya que esta fuerza no suelen funcionar y genera gran frustración). Veamos algunos de los ejercicios que se utilizan en dicho plan:

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1) Ejercicios para Evaluar y Definir el problema:

¿Hay realmente una dificultad? (+ info)

Definir los Objetivos (+ info)

¿Cuanto me cuesta mantener la dificultad? (+ info)

2) Ejercicios para Pasar a la Acción:

Resistencias a la acción  (+ info)

Estrategias para conseguir el cambio (+ info)

El cuaderno de bitácora (+ info)

3) Ejercicios para conocer los auto-engaños de cada integrante:

Punto ciego mental (+ info)

PlanoLandia (+ info)

Ser Doble (+ info)

4) Ejercicios concretos para la mediación familiar:

1 + 1 = 3 (próximamente)

Proyecciones Cruzadas (próximamente)

Equipo Educativo (+ info)

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5) Ejercicios para finalizar:

Evaluación de los logros conseguidos. Transformar las dificultades iniciales en nuevas fortalezas personales. Mantener lo aprendido en la vida cotidiana (próximamente)

proteger menores