¿Cómo Percibimos «la Realidad»?

PERCEPCIÓN.

Accedemos a «la realidad» a través de nuestros sentidos (visión, oído, tacto, olfato y gusto). Durante mucho tiempo hemos creído que la percepción refleja una realidad que existe independientemente del observador.

Pero realmente los sentidos no son aparatos que “graban la realidad fielmente” (como una cámara de vídeo). Esto sería inabarcable para nuestro cerebro, puesto que «la realidad» es inmensa y no podemos procesar tanta información por segundo.

LA MENTE.

Para compensar esta deficiencia perceptiva, empleamos La Mente (próximamente), que se encarga de seleccionar, priorizar e interpretar la información más relevante.

De este modo construimos consciente e inconscientemente modelos de «la realidad», que nos permiten darle sentido a lo que está ocurriendo y sentirnos mínimamente competentes. Estos resúmenes de «la realidad» siempre contienen algunos errores, siendo el origen de muchas de nuestras dificultades diarias (conflictos con los demás, etc).

Ficción Cerebral – audio de 3 minutos

Por ejemplo, durante siglos creímos que la Tierra era plana y el Sol giraba entorno a ella, ya que era lo que nos indicaba nuestra percepción. A través de estas experiencias, hemos ido desarrollando nuestros sistemas de creencias individuales, familiares, grupales, culturales y sociales, con los que pretendemos construir una aproximación a «la realidad» coherente.

Por lo tanto parece que «la realidad» es en parte una afirmación del observador que la describe.

Percepción Cerebral – audio de 2 minutos

La salud mental plena, la podemos definir como: la capacidad de percibir e interactuar con la «realidad», con el menor número de errores perceptivos e interpretativos posibles.

TIPOS DE «REALIDADES».

Podemos distinguir entre distintos tipos de «realidades». Por ej. siguiendo la siguiente clasificación:

«LA REALIDAD DURA». Se corresponde con los objetos materiales, concretos y observables a través de nuestros sentidos. Por ejemplo, un tren que nos podría atropellar si nos ponemos entre los raíles. Es la «realidad» que caracteriza a las cosas, los objetos, nuestro cuerpo físico, etc.

Con este tipo de «realidad» es fácil llegar a acuerdos, ya que puede ser descrita y consensuada con el método científico (que incluye la experimentación, la tecnología, la evidencia, la reproducción por otros observadores, etc).

«LA REALIDAD BLANDA». Se refiere a la «realidad» no-material, no-concreta, no siempre observable y difícil de definir. Por ejemplo, el amor, el dolor, el sufrimiento, la alegría, etc. Es la «realidad» que más nos caracteriza como seres humanos.

Con este tipo de «realidad» es difícil llegar a acuerdos, ya que depende de la percepción, la interpretación, las emociones, los juicios, opiniones, expectativas, etc. de cada uno de los integrantes. Es una construcción de la mente de cada persona, luego la podemos definir como una «realidad» relacional. Por ejemplo, los desencuentros propios de una relación de pareja.

«LA REALIDAD MIXTA». Son aquellos fenómenos que son difíciles de diferenciar entre la «realidad» dura y blanda. O que son una mezcla de los mismos. Por ejemplo algunos trastornos mentales, que tienen componentes o predisposición biológica y también componentes psicológicos e incluso sociales.

En este tipo de «realidad», también es difícil llegar a acuerdos. Siendo necesario métodos complejos para conocer su funcionamiento. Por ejemplo el método BioPsicoSocial, la teoría general de sistemas, etc.

«LA REALIDAD SUTIL». Es aquella a la que podemos acceder a través del entrenamiento de la atención. Lo que permite el desarrollo de ciertas potencialidades humanas. Por ejemplo, cuando una persona pierde la vista, suele aumentar su entrenamiento sobre su capacidad auditiva previa.

Estas percepciones sutiles están descritas en distintas sociedades y épocas, presentando importantes coincidencias transculturales.

Son difíciles de demostrar a otra persona, a través del lenguaje o la teoría. Salvo a través de: 1) la guía de un experto (persona que ya está en contacto con estas percepciones sutiles). 2) el entrenamiento personal mantenido en el tiempo. 3) la obtención personal de resultados.

En nuestra cultura actual podemos acceder a esta «realidad sutil», a través de: 1) el Entrenamiento en Relajación (+ info) , 2) el Mindfulness (+ info) , 3) la Meditación (+ info) , 4) algunas escuelas de psicología humanista y la psicología transpersonal, 5) etc.

«LA REALIDAD DESCONOCIDA». Aquella que sabemos que existe, pero a la que no podemos acceder aún, por falta de conocimiento, tecnología, etc. Por ejemplo la materia oscura descrita en la física actual, que aunque se estima que puede corresponder al 30% de la materia del universo, sólo podemos deducir su existencia a través de sus efectos gravitacionales en la materia ordinaria, ya que no emite ningún tipo de radiación electromagnética.

«LO INIMAGINABLE». Todas las áreas posibles de «la realidad» que ni siquiera podemos pensar, concebir, visualizar, ni acceder con nuestra tecnología actual. En estas áreas sólo podemos atribuir hipótesis generales como: suerte, casualidades, misterio, etc. Podemos convivir con estas hipótesis desde una posición de humildad, curiosidad, investigación, etc. «Sólo sé que no sé nada» Sócrates.

CONFLICTOS SOBRE «LA REALIDAD».

La mente de cada persona selecciona, ordena y da coherencia a los hechos ocurridos, produciendo una «puntuación de la comunicación» subjetiva que nos puede atrapar literalmente en «mundos subjetivos». Por ej. ante lo que podríamos llamar un delirio, una alucinación, etc.

Con lo cual el conflicto entre seres humanos y por tanto la dureza de la vida, se puede multiplicar esponencialmente, si no aprendemos a detectar dichos errores automáticos que todos llevamos encima, en menor o mayor grado. Por ej. la Normosis, Normopatía, Neurosis de la vida cotidiana, etc (+info)

Por supuesto, habitualmente nuestro «Yo» (nuestra capacidad de percibirnos como un individuo que posee un «Sí mismo»), se muestra coherente para «si mismo». Luego suele ser «egosintónico» (es decir, estamos en sintonía con nuestro «Yo»), quedando por tanto ciego a sus errores.

«La mente» nos suele vender un producto, que «nuestro Yo» suele comprar automáticamente como «la realidad» (en vez de una interpretación parcial y subjetiva de la realidad, que me aporta hipótesis de trabajo, para moverme en este mundo).

Pero por otro lado, solemos detectar fácilmente los errores de los demás, interpretados desde nuestro «mapa subjetivo de la realidad». Con lo cual fácilmente nos atrevemos a decir: «perdona para estás equivocado/a».

LA PSICOTERAPIA.

Es una especialidad científica que nos ayuda a detectar los errores perceptivos y de interpretación automáticos que hacemos sobre «la realidad» (de mí mismo o de los demás). Esto nos permite resolver nuestras dificultades estructurales en la vida. Es como calibrar una escopetilla de la feria, que siempre desvía el tiro para el mismo lado. O mejorar mi visión, con unas gafas graduadas.

Al descubrir estos auto-engaños o Puntos Ciegos (+ info) podemos relacionarnos con nosotros mismos y con los demás de un modo más eficaz, reduciéndose significativamente los errores, las situaciones inconclusas que tienden a repetirse una y otra vez (como en la película «Groundhog Day» + info ) . Así se reduce significativamente el malestar o sufrimiento innecesario.

Estos errores perceptivos e interpretativos, se llegan a estructurar y automatizar, constituyendo nuestros Rasgos de Personalidad (próximamente) que funcionan como un cristal transparente distorsionado, a través del cual vemos e interpretamos automáticamente «la realidad» (como unas gafas invisibles, que están ahí desde nuestra infancia y que solemos desconocer su existencia).

Esto puede llegar a constituir una auténtica «prisión invisible» que nos puede condenar y sellar nuestro destino, si llegamos a concluir que «el mundo» es así, los demás no me entienden, están equivocados, etc. El Elefante Encadenado (+ info)

«Si las puertas de la percepción se purificasen, cada cosa se aparecería al hombre como es, infinita. Pues el hombre se ha encerrado hasta el punto de no ver sino a través de las grietas estrechas de su cueva».   William Blake (1757 – 1827).