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¿CÓMO DIFERENCIAR UN PROBLEMA COTIDIANO, DE OTRO IMPORTANTE?.
A veces no es fácil diferenciar cuando estamos ante un problema cotidiano del día a día o ante una dificultad significativa (donde será interesante intervenir para evitar males mayores). El siguiente texto, está indicado para aquellas personas que necesitan saber qué tipo de situación tienen por delante.
Esta diferenciación se hace aún más complicada cuando observamos a los menores que están a nuestro cargo (hijos, alumnos, etc).
Además, todo lo anterior se suele dar en un contexto (personal, laboral y familiar) donde solemos estar con una atención muy dispersa y muy ocupados (con innumerables obligaciones que cumplir, responsabilidades, tareas que hacer, olvidos, cansancio, pereza de reconocer y afrontar más problemas, etc).
Esto da lugar a que nuestra atención y memoria no suelen estar suficientemente organizadas o estables en el tiempo, como para poder valorar si realmente hay un problema que resolver. Lo cual nos condena a estar oscilando como un péndulo entre periodos alternos, que aumentan aún más la confusión. Periodos donde percibimos: 1) «aquí sí hay un problema» (cuando las cosas me van mal). 2) «aquí no hay un problema» (cuando las cosas me van bien). Lo que a su vez, nos deja en un estado de dependencia con los factores externos y por tanto de entrega a lo ajeno («enajenado«).
Por ejemplo, esto es especialmente fácil de percibir desde fuera, cuando observamos a una pareja de enamorados. Pero no es tan fácil de detectar para los propios enamorados, que oscilan rápidamente entre momentos de gran deseo (si el otro cumple sus expectativas idealizadas) o de enfado (cuando uno descubre que el otro no es ese ser que necesitaba).
VEAMOS TRES EJERCICIOS PRÁCTICOS:
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1) Diario de Campo.
Es un ejercicio de observación planificada, que ayuda a resolver esta confusión, potenciando tus capacidades de observación, atención, memoria, etc. Lo que ayuda a ir haciéndonos duelo de nuestra propia mente (en vez de ella de nosotros). Al igual que aprendimos a controlar nuestros esfínteres cuando éramos pequeños y ahora voy al baño cuando yo quiero.
El Diario Personal (+ info) consiste en escribir durante 20 minutos al día sobre:
1) Qué ha ocurrido hoy en mi mundo interno (¿qué me está haciendo sufrir o estar en calma? ¿el malestar altera significativamente mi vida? ¿qué se me repite? ¿qué deseo para mi vida? ¿cual es mi necesidad de cambio? ¿qué estrategias he utilizado previamente? ¿qué resultados he conseguido?).
2) Qué ha ocurrido en mi mundo externo (¿qué observo que le ocurre a mi hijo o a mi pareja? ¿qué se le repite? ¿su malestar altera significativamente su vida? ¿está aumentando con el tiempo? ¿qué me pide? ¿qué le sé dar?. etc).
Este ejercicio es especialmente fácil hoy día, donde casi todos llevamos un smartphone encima, con agenda, procesadores de texto, servicios en la nube, etc. Así sólo se requieren unos segundos para anotar lo que ha ocurrido en el día.
Posteriormente podrás ir leyendo tu diario y esto tendrá un efecto de recuperar «cordura« (un hilo o cuerda del que tirar cuando te sientas confuso, distraído, etc).
Por ejemplo, los recuerdos son como las miguitas de pan de Pulgarcito, que se comían los pájaros (los pensamientos). Quizás por eso le solemos decir a alguien que no tiene los pies en el suelo: «ese tiene muchos pajaritos en la cabeza».
Antes de lo que te crees (entre 1 y 3 meses habitualmente) habrás aclarado si tienes una dificultad estable en tu vida o en la de tu ser querido. El diario será como un espejo, fotografía o vídeo, donde podrás ver la situación global. Es como la moviola, donde poder reproducir a cámara lenta las jugadas más complicadas. Así podrás ver «dónde puso la bolita el trilero».
A veces, realizar este ejercicio implica un acto de honestidad personal, coraje y valor, ya que lo que vas a ver, en algunas ocasiones no es lo que deseas encontrar. De ahí, que una de las utilidades de la mente, es confundirnos para que no suframos, ni tengamos que cambiar nada. Aunque a veces nos hace pagar un precio muy alto, perpetuándose el problema en el tiempo y siendo finalmente más difícil de resolver.
Por ejemplo, esto le suele ocurrir a las personas que están presentando un uso perjudicial de alcohol u otros tóxicos. Donde comienzan a aparecer las primeras consecuencias negativas, pero aún le compensa a la persona, al proporcionarle momentos de intenso placer, calma o bienestar.
2) Entrevistar a personas de confianza.
Este segundo ejercicio es especialmente importante en el caso de los menores, ya que: 1. Suelen funcionar de modo muy diferente en distintos contextos (casa, colegio, espacios deportivos, etc). 2. Tienen más dificultades para comunicar sus emociones. 3. Presentan más rebeldía durante la adolescencia. Por ejemplo, hablar con los adultos con los que trate tu hijo (abuelos, tíos, profesores, entrenadores, etc).
Este ejercicio tampoco es fácil, escuchando en ocasiones cosas que no son deseadas o con las que no estamos de acuerdo. Lo interesante es añadir estos puntos de vista en el diario de campo, sin juicio (sin creérmelas, pero tampoco negándolas).
Además las entrevistas requieren de una adecuada realización. Hay que elegir momentos favorables (estar a solas, con tiempo, estando tranquilos, etc). Con una actitud de humildad, escucha y de recabar distintos puntos de vista (recordando que nadie tiene la verdad absoluta). Sin caer en la tentación de dar explicaciones, ni justificaciones. Agradeciéndole a la otra persona su sinceridad. Ya que hay una tendencia a no contar aquello que puede herir a la otra persona.
Es importante guardar el contenido que se repite de distintas fuentes. Esta información la puedes añadir a tu diario de campo, a modo de hipótesis y posteriormente observar si se confirman en el día a día.
3) Consultar a un profesional.
Psicólogo, médico, psiquiatra, etc. Este tercer ejercicio está indicado si los ejercicios anteriores no te han permitido salir de tus dudas.
Veamos algunos ejemplos: 1.En aquellos casos donde la persona no siente un malestar o necesidad de cambio, pero sus allegados notan que algo no va bien. 2. A la hora de diferenciar a un «niño excesivamente inquieto», de un «niño con hiperactividad». 3. En el uso perjudicial de alcohol y drogas, donde la pareja o familiares perciben algo raro y sin embargo la persona consumidora se siente bien. 4. etc.
TRAS REALIZAR LOS EJERCICIOS ANTERIORES.
Puedes unificar y organizar toda la información obtenida. Probablemente en este punto tendrás claro si estás frente a una dificultad real, que merece la pena resolver para prevenir problemas mayores.
Con toda esta información podrás valorar: 1. Qué peso tiene el problema. 2. Qué coste acarrea en tu vida. 3. Qué beneficio obtendrás al resolverlo. 4. Podrás salir de la confusión: actúo / no-actúo, coste / beneficio, etc. 5. También podrás valorar si con tus recursos actuales puedes resolverlo, o necesitas aprender nuevas estrategias y habilidades.
Todo esto te ayudará para superar las Resistencias para Pasar a la Acción (+ info) Por ejemplo: 1. Pedir ayuda es de «débiles». 2. No lo resuelvo porque soy así (flojo, perezoso, despistado, etc). 4. etc.
De este modo, ya habrás realizado la primera fase para solucionar la dificultad, el diagnóstico de la situación.
AHORA PODRÁS PASAR A LA SIGUIENTE FASE, ¿CÓMO LO SOLUCIONO?
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3 respuestas a «¿Realmente hay una dificultad?»
[…] esta son: la AutoBiografía (+ info) la vida en 24h (proximamente) ¿realmente hay una dificultad? (+ info), etc. Igual que la cartografía y la brújula, en el ejemplo de los marineros. Cuando el resultado […]
[…] haber realizado un diagnóstico de la situación (+ info) y comprobado si dicho problema es estructural en nuestra vida, a través del ejercicio de la […]
[…] que quieras tratar (foco terapéutico) y has confirmado que realmente es hay un problema a resolver (+ info) el siguiente ejercicio te puede ayudar a valorar qué peso tiene dicha dificultad en tu vida. Así […]