EL JINETE APRESURADO.
Había una vez un hombre que estaba durmiendo. Mientras dormía, se tragó un animal venenoso que se atascó en su garganta.
Se levantó en una especie de delirio y comenzó a toser y a sacudirse para tratar de deshacerse de este mal, que no comprendía completamente.
En ese momento, un hombre a caballo que pasaba por ahí, vio de una ojeada todo lo que había pasado.
Inmediatamente levantó su látigo y empezó a golpear al hombre, propinándole golpes sin misericordia, hasta que se puso negro y azul.
El paciente, medio enloquecido, trató de gritarle que cesara, pero no podía conseguir que le salieran las palabras. Mientras corría o se revolcaba en el suelo o daba vueltas, se encontró con que siempre recibía una lluvia implacable de golpes.
El jinete no decía una palabra.
Finalmente con una tremenda arcada, el animal venenoso fue vomitado por el resentido estómago del hombre afligido.
Cayó al suelo y se escabulló.
El jinete, sin mediar palabra, espoleó su caballo y se marchó.
Solamente entonces, el hombre se dio cuenta de que lo que le había parecido como un asalto injustificado en su miseria, de hecho, había sido la única forma de deshacerse del animal, antes de que el veneno fuese inyectado en su sangre.
Este tipo de cosas no pasan todos los días, ni a toda la gente todo el tiempo. Pero hay veces en la vida de todas las personas en que se puede estar recibiendo ayuda aunque se crea que se está recibiendo un daño, y viceversa.
Fuente: Anónimo. «Sufismo en Occidente». Editorial Dervish International. Argentina.
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Una respuesta a «Cuentos Terapéuticos 07: El Jinete Apresurado»
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